FÁRMACOS
EN EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA
Dras. Raquel
Pannone, Susana Cabrera
Dr. Leonardo Sosa.
INTRODUCCIÓN
El
embarazo representa un problema terapéutico único
porque hay dos pacientes, la madre y el feto. Una enfermedad materna
puede beneficiarse con un tratamiento farmacológico particular
que puede afectar en forma adversa el bienestar fetal. Aunque la
mayoría de los médicos coincidirán en que el
beneficio de la madre es la primera consideración, existe
el deseo obvio de prevenir todo impacto iatrogénico importante
sobre el feto. Por lo tanto, con frecuencia el tratamiento farmacológico
administrado durante el estado de embarazo será diferente
del utilizado en el estado de no embarazo. Este principio se aplica
tanto a la elección de los fármacos como a las dosis
de éstos.
La
edad promedio de la menarca ha disminuido, la edad de la concepción
ha aumentado y la mejor atención médica ha llevado
a una supervivencia más prolongada y a un mejor control de
las enfermedades en las mujeres afectadas por una variedad de problemas
médicos. Debido a estos cambios la incidencia y el espectro
de las asociaciones entre las enfermedades médicas y el embarazo
han aumentado. Hasta mediados de la década del 70' las pacientes
con enfermedades cardíacas severas, diabetes, y muchos otros
trastornos médicos no sobrevivían hasta los años
reproductivos o bien tenían una tasa muy elevada de pérdidas
fetales. (1) La experiencia del obstetra, del médico internista
o generalista era entonces muy limitada. La mayor supervivencia
y el mejor control de los trastornos médicos permiten que
las mujeres conciban y el mejor manejo médico prácticamente
garantiza la supervivencia de la madre y el feto. A su vez impone
un nuevo desafío a los médicos que trabajan en estas
áreas.
Las
terapéuticas inevitables por padecimientos crónicos
se ajustan más a normas de seguridad que las medicaciones
consideradas banales como analgésicos, suplementos vitamínicos,
antibióticos, etc. (2) En 1982 un estudio informa que más
del 90% de las embarazadas continúan tomando una o más
drogas y suplementos. (3)
Es
necesario considerar que los cambios fisiológicos propios
de la gestación y la lactancia pueden afectar los parámetros
farmacocinéticos de los medicamentos, alterando su eficacia
y su toxicidad, tanto para la madre como para el feto. Estos cambios
pueden obligar a un ajuste en la dosificación de los medicamentos.
Los
cambios fisiológicos y hormonales que se producen durante
el embarazo pueden alterar la absorción, la transferencia,
la excreción y el metabolismo de cualquier fármaco.
Cambios que son graduales, acentuándose en el tercer trimestre
del embarazo y volviendo a los valores basales unas semanas después
del parto. La disminución gradual de las proteínas
plasmáticas y del aumento del agua orgánica total
a medida que avanza el embarazo, traen como consecuencia un aumento
del volumen de distribución de los fármacos y cambios
en la tasa de unión a proteínas.
Los
niveles de albúmina sérica materna disminuyen durante
el embarazo desde un 20% a un 63% en el momento del parto lo que
causa una disminución de la cantidad de fármaco unido
a las proteínas. (4)
La producción hepática de ciertas proteínas
y esteroides es alterada por el aumento del nivel materno de estrógenos,
esto explica por ejemplo la menor depuración de cafeína
y teofilina. El metabolismo hepático de los fármacos
puede estar alterado sobre todo como consecuencia de la inducción
enzimática producida por la progesterona. El colesterol y
otros lípidos séricos están aumentados lo que
incrementa la liposolubilidad o el transporte del fármaco
a través de las membranas tisulares. La colestasis subclínica
observada durante la gestación puede tener un efecto depresor
sobre el metabolismo de los fármacos.
La
motilidad gástrica materna casi con certeza está disminuida,
con un retardo del tiempo de vaciamiento completo en relación
con mujeres no embarazadas, esto lleva a mayor absorción
tanto a nivel del intestino delgado como del intestino grueso donde
además está aumentada la absorción de agua
y sodio por el aumento del nivel de aldosterona. (4)
Durante
el embarazo se retiene aproximadamente 2 litros de agua, 290 mEq.
de sodio, 155 mEq. de potasio.
El Indice de filtración glomerular aumenta un 50% durante
el embarazo, por lo que la eliminación de los fármacos
por esta vía se incrementa. (4)
A
nivel respiratorio los cambios comienzan en la cuarta semana de
gestación, con aumento del esfuerzo respiratorio y una reducción
concomitante de la pCO2 materna causada por la progesterona pero
no se modifica la frecuencia respiratoria. Esto se acompaña
de mayor ingurgitación capilar mucosa con mayor congestión
en fosas nasales y fauces lo que posibilita mayor absorción
de los gases inhalados. (4)
Casi
todos los fármacos son transferidos de una manera relativamente
rápida a través de la llamada barrera placentaria
(que no es tal pues a través de ella pasan tanto nutrientes
como fármacos y tóxicos). La difusión de cualquier
fármaco hacia los tejidos fetales depende de su liposolubilidad,
del peso molecular, de la ionización y de su unión
o no a proteínas. La concentración máxima de
los fármacos en el plasma de los fetos de término
en general se produce dentro de 0,5 a 2 horas después de
la inyección materna por medio de un bolo intravenoso. Una
sola dosis de un fármaco administrada por inyección
intravenosa rápida a la madre puede tener poco o ningún
efecto farmacológico sobre el feto. Sin embargo, cuando una
mujer embarazada toma dosis repetidas de un fármaco, es probable
que la relación entre la concentración fetal y la
materna del fármaco libre se aproxime a uno. Esto será
así toda vez que el pasaje transplacentario del fármaco
ocurra por difusión pasiva, y sea rápida en comparación
con la eliminación del fármaco.
En
la hora previa al parto, hay que administrar con precaución
los fármacos que pasan a través de la placenta para
evitar toxicidad en el recién nacido. Es el caso de anestésicos
locales y analgésicos usados con frecuencia durante el trabajo
de parto. Tras seccionar el cordón, el fármaco sufrirá
un aclaramiento mucho más lento en el neonato mediante metabolismo
hepático o excreción urinaria ya que sus procesos
metabólicos y de excreción son todavía inmaduros.
Los
fármacos administrados durante el embarazo pueden afectar
al embrión o al feto:
-
mediante un efecto letal, tóxico o teratogénico.
- por constricción de los vasos placentarios, afectando
por ello el intercambio de gases y nutrientes entre el feto y
la madre.
- mediante producción de hipertonía uterina severa
causante de lesión anóxica.
- Indirectamente al producir alteración del medio interno
de la madre.
La teratogénesis puede definirse como aquella alteración
morfológica, bioquímica o funcional, inducida durante
el embarazo, que es detectada durante la gestación, en el
nacimiento o con posterioridad. Cualquier fármaco capaz de
causar anormalidades en el desarrollo del feto o del embrión
se considera teratógeno. El período de mayor riesgo
es el primer trimestre ya que, durante esta fase, tiene lugar la
formación de la mayoría de los órganos. (5)
Hay
pocos fármacos teratógenos para los que se haya demostrado
una relación causa-efecto concluyente. La teratogénesis
espontánea se sitúa en alrededor de 4,4% de los nacidos.
(6) Aún así se desaconseja la utilización de
fármacos durante el primer trimestre del embarazo, a menos
que sean indispensables. Y antes de establecer una indicación
se deben sopesar los riesgos de los mismos con los posibles beneficios.
La
Food and Drug Administration (FDA) clasifica los medicamentos en
las siguientes categorías, en función de los riesgos
potenciales de teratogénesis:
- Categoría A. Medicamentos exentos de riesgo para el feto,
según estudios controlados.
- Categoría B. Dentro de este grupo se distinguen dos diferentes
tipos de fármacos, aquellos que habiéndose estudiado
en animales no se ha encontrado riesgo, pero aún no se
estudio en mujeres o aquellos que siendo riesgosos en animales
no se lo confirmó en mujeres.
- Categoría C. Hay evidencia de teratogenicidad u otros
efectos adversos en animales pero no se han realizado estudios
controlados en mujeres o no hay ningún tipo de estudio.
- Categoría D. Se han efectuado estudios que demuestran
efectos teratógenos sobre el feto humano, pero en ocasiones
el beneficio obtenido puede superar el riesgo esperado.
- Categoría X. Medicamentos que han demostrado indudablemente
poseer efectos teratógenos manifiestos y cuyos riesgos
superan con creces el posible beneficio a obtener.
- Normas generales
para la prescripción de fármacos en la embarazada
Indicar sólo lo absolutamente necesario.
Restringir la prescripción aún más
en el primer trimestre.
Informar sobre los peligros de la automedicación.
Evitar fármacos de reciente aparición.
Utilizar la menor dosis eficaz durante el menor
tiempo posible.
Evitar la politerapia y/o la polifarmacia.
Revalorar los posibles tratamientos cuando se conozca
un nuevo embarazo.
Considerar a toda mujer en edad de procrear una
gestante potencial.
El período durante el que un fármaco tiene mayor riesgo
de producir alteraciones congénitas es durante las primeras
ocho semanas de embarazo (período de organogénesis),
pero la posibilidad de producir efectos adversos persiste a lo largo
de toda la gestación. (7)
Para que se produzca una malformación congénita, el
fármaco no solo debe administrarse en una dosis suficiente,
sino que debe actuar también sobre un embrión genéticamente
susceptible y en un momento muy preciso de su desarrollo.
La etapa de preimplantación (primera semana postfertilización)
es el período de máxima embriotoxicidad. Los fármacos
pueden producir la muerte del embrión pero no dan lugar a
malformaciones o al menos no se dispone de pruebas de que puedan
producirlas. En esta etapa se dice que rige la "ley de todo
o nada". (8)
Después del primer trimestre del embarazo, los fármacos
no suelen producir alteraciones morfológicas muy importantes
pero pueden afectar el crecimiento y desarrollo funcional del feto.
Además, en el momento del nacimiento, la capacidad del recién
nacido para metabolizar y excretar muchos fármacos está
muy poco desarrollada y los agentes administrados poco antes o durante
el parto, pueden persistir en el neonato y producir efectos adversos
después del nacimiento. (9)
Existe también la posibilidad de que la exposición
a fármacos en la vida intrauterina tenga efectos carcinogenéticos
en etapas posteriores de la vida.
LACTANCIA
La mayor parte de los medicamentos que se administran a la madre
o sus metabolitos llegan al niño a través de la leche,
en mayor o menor proporción, y pueden producir alteraciones
en el lactante. Sin embargo, su mera presencia en la leche no contraindica
su administración. Para la mayoría de los fármacos,
las cantidades excretadas son muy pequeñas y generalmente
no resultan lesivas para el lactante. A pesar de ello, en algunos
fármacos sobre todo los que tienen un estrecho margen terapéutico,
aunque su concentración en la leche pueda parecer pequeña,
la cantidad total del fármaco ingerido por el lactante puede
alcanzar niveles con actividad farmacológica.
Existen circunstancias en las que es deseable evitar o suspender
temporalmente la lactancia materna:
- Cuando se sabe que el fármaco puede producir efectos indeseables
sobre el lactante.
- Cuando el fármaco es tan potente que cantidades incluso
pequeñas en la leche pueden tener profundos efectos en el
hijo (por ej. : citostáticos, altas dosis de corticoides,
productos radioactivos, etc.).
- Si la madre tiene una alteración de la función renal
o una hepatopatía grave, un fármaco que se elimina
por estas vías se podría acumular o utilizar la leche
como vía alternativa de excreción.
Por otra parte, como la producción láctea es máxima
durante la tetada, si ésta coincide con el pico de concentración
plasmática del fármaco, la cantidad que pasa a la
leche es mayor que si la concentración plasmática
en ese momento es baja. Por este motivo, el medicamento debe administrarse
a la madre inmediatamente después de terminada la tetada.
- Normas
generales para la prescripción de fármacos en
la mujer que amamanta
Indicar sólo lo absolutamente necesario.
Restringir aún más la prescripción
en las primeras semanas de lactancia.
Informar sobre los peligros de la automedicación.
Elegir drogas que no pasen o lo hagan escasamente a la
leche materna.
Administración tópica o inhalatoria de
preferencia.
Dar el pecho cuando se supone que la concentración
de la droga es más baja.
Administrar el medicamento precisamente antes que el
niño comience su período de sueño más
largo.
Sustituir alguna lactada por suplemento en los períodos
de mayor concentración de la droga.
Sustitución transitoria de la lactancia en casos
de tratamientos cortos.
Siempre vigilar al lactante para despistar posibles efectos
adversos.
FÁRMACOS DE USO HABITUAL EN EL EMBARAZO
Y LA LACTANCIA.
EMBARAZADA
CON FIEBRE
USO DE ANTIPIRÉTICOS
Durante el embarazo se ha implicado a la fiebre como causa de malformaciones
fetales y abortos espontáneos tanto en animales como en el
hombre, sobre todo en el primer trimestre de la gestación.
Se ha planteado que un episodio aislado de fiebre superior a 37,8º
en ese período duplica el riesgo de defectos en el desarrollo
del tubo neural. (10)
Como antipirético se prefiere el paracetamol a la aspirina.
La dosis tóxica de acetaminofeno (paracetamol) es de 10 a
15 g.; se deberá ser muy cuidadoso en evitar la toxicidad.
(11)
La aspirina es un agente antinflamatorio no esteroideo de uso oral
con propiedades analgésicas y antipiréticas. La FDA
recomienda que las mujeres embarazadas no utilicen aspirina durante
los últimos tres meses del embarazo. Incluso en niveles terapéuticos
la aspirina se ha asociado con una mayor incidencia de embarazos
prolongados, hemorragias posparto y trabajo de parto prolongado.
La aspirina disminuye la adherencia y la agregación plaquetaria
y aumenta la probabilidad de hemorragias intraventriculares fetales,
(6) (11) y de cierre prematuro del conducto arterioso. (11)
A pesar de todos estos efectos adversos no ha sido posible demostrar
que este fármaco sea teratógeno en sentido estricto.
(11)
EMBARAZADA
CON DOLOR
USO DE ANALGÉSICOS Y ANTINFLAMATORIOS
Los analgésicos antiinflamatorios no esteroideos que inhiben
la síntesis de las prostaglandinas también pueden
prolongar la gestación y el trabajo de parto, e incrementar
la hemorragia posparto. También se han descrito, en niños
prematuros, dificultades respiratorias, en los expuestos a indometacina
o naproxeno. (12)
La fenilbutazona se asocia con malformaciones cromosómicas.
(12)
Un trabajo con ibuprofeno mostró que no incide en aparición
de anormalidades congénitas, bajo peso o pretérmino;
pero sí está asociado a abortos. Es prudente en pacientes
con abortos recurrentes no utilizar AINE (13).
La codeína no se asocia con aumento de malformaciones, su
uso al final del embarazo puede generar en el neonato síndrome
de abstinencia (11), otros autores plantean posible teratogenicidad
por lo que no debería usarse, y se inclinan mas por la meperidina
aunque también tiene fenómeno de abstinencia y/o depresión
respiratoria. (14)
EMBARAZADA
CON MIGRAÑA
Los alcaloides del cornezuelo del centeno (ergotamina), pueden provocar
aborto (6) probablemente por su potencial de producir contracciones
uterinas tetánicas (14). En la mujer que amamanta están
contraindicados o se debe suspender la lactancia. (15) Alternativas
pueden ser: AINE, beta bloqueantes y antiserotonínicos. (6)
En
los pacientes portadores de migraña que se tratan con sumatriptan
(un antiserotonínico categoría C) existe el riesgo
de malformaciones pero los estudios realizados no tienen un índice
estadístico significativo entre otras cosas porque las pacientes
tratadas con dicha medicación en general tienen una edad
superior al promedio de embarazadas para la misma población.
Por lo tanto se debe advertir a las pacientes del riesgo y sólo
usarla en el caso que acetaminofeno, narcóticos y antieméticos
no sean efectivos. (16)
EMBARAZADA
CON INFECCIÓN BACTERIANA
USO DE ANTIBIÓTICOS
Es frecuente que tanto la embarazada como la madre que amamanta
reciba antibióticos; como medida profiláctica por
una ruptura prematura de membranas, endometritis, infección
urinaria o por complicaciones infecciosas de la cesárea.
Pero también a veces reciben por bacteriemias, shock séptico,
abscesos pélvicos, tromboflebitis por sepsis pelviana o cualquier
otro proceso infeccioso intercurrente. (17)
La
mayoría de los agentes antimicrobianos pueden ser detectados
en la leche materna pero los efectos adversos sobre el neonato son
infrecuentes. (18)
Penicilina
(Categoría B)
Es un antibiótico ß-lactámicos de amplio espectro.
Combinada
con gentamicina es útil para el tratamiento de infecciones
de origen ginecológico.
Es
la droga para el tratamiento de la sífilis en el embarazo
pues es la única capaz de prevenir los efectos sobre el feto
de la sífilis congénita. Para algunos autores incluso
si la madre es alérgica a la penicilina se la debe desensibilizar
rapidamente para poder tratarla con penicilina y así prevenir
la injuria del feto. (17)
Ampicilina
y Amoxicilina (Categoría B)
Son antibióticos ß-lactámicos semisintéticos
y tienen un espectro de acción similar a la penicilina pero
ampliado. Amoxicilina-Clavulánico (Categoría B) El
clavulanato amplia aún más el espectro de acción
y permite tratar por ejemplo infecciones urinarias por gérmenes
productores de ß-lactamasa. Algo similar ocurre con la asociación
ampicilina-sulbactam.
Cefalosporinas
(Categoría B)
Son antibióticos ß-lactámicos que tienen un
espectro similar a los anteriores aunque más amplio. Todas
ellas serían drogas seguras durante el embarazo. (19) (20)
Macrólidos
Azitromicina y Eritromicina (Categoría B)
Efectivos para estreptococo pneumonia, S. pyogenes, S. agalactiae,
Chlamydia trachomatis, H. Influenzae, Moraxella catarrhalis and
Mycoplasma pneumoniae por lo que se usan frecuentemente en infecciones
respiratorias y en infecciones genitourinarias. (17) Tienen buena
tolerancia y se pueden usar durante el embarazo y la lactancia excepto
del tipo estolato que se asocia con hepatotoxicidad fetal (6) o
hepatitis colestática en la gestante. (19) La claritromicina
a dosis altas es teratógena en mamíferos. (21) Por
esta particularidad es considerada clase C de la FDA. (22)
Aminoglúcosidos
Gentamicina (Categoría C), Amikacina (Categoría C),
Tobramycina, y otros antibióticos nefro y ototóxicos
deben evitarse en el embarazo porque cruzan la placenta y pueden
dañar el laberinto fetal; se excretan poco en la leche materna
y se absorben poco en el tubo digestivo pero debido a la inmadurez
renal del neonato lleva a que se acumule el fármaco en la
circulación por lo que se aconseja no administrarlo por lo
menos en las primeras semanas de lactancia. (15) Sin embargo, sus
beneficios en el tratamiento de procesos que pueden amenazar la
vida en pacientes alérgicos a ß-lactámicos o
con infecciones por microrganismos resistentes a penicilina o cefalosporinas;
pueden superar los riesgos. (9)
Tetraciclinas
(Categoría D)
Atraviesan la barrera placentaria y se concentran y depositan en
huesos y dientes fetales, el mayor riesgo es entre la mitad y el
final del embarazo. Los niños expuestos intraútero
tiene coloración amarillenta de dientes, menor resistencia
a las caries, hipoplasia del esmalte y retraso del crecimiento óseo.
(19)
También
pueden tener efectos tóxicos en la embarazada con necrosis
grasa aguda del hígado, pancreatitis y tal vez daño
renal (diabetes insípida nefrogénica) (23) (24). Ya
que existen otras alternativas terapéuticas más seguras,
las tetraciclinas deben evitarse durante la gestación. (9)
(25)
Cloranfenicol
Este fármaco no lo puede metabolizar el neonato ("síndrome
del niño gris"); sin embargo no se han reportado efectos
tóxicos en recién nacidos de madres tratadas con cloranfenicol.
De todas maneras teniendo en cuenta que atraviesa la placenta y
que también aparece en la leche materna no se aconseja su
uso inmediatamente antes del parto ni durante la lactancia. (14)
Metronidazol
(Categoría B)
Si bien es un fármaco clase B, muchos autores están
de acuerdo en ser particularmente cautelosos con este fármaco,
sobre todo en el primer trimestre, ya que es mutágeno en
bacterias y carcinógeno en roedores. (14) (18) (20)
Sulfamidas
(Categoría B)
Asociado a trimetoprim se usan en infecciones principalmente en
pacientes alérgicos a ß-lactámicos. (17)
Las
sulfamidas de larga acción atraviesan la placenta y por su
elevada unión a las proteínas plasmáticas pueden
desplazar a la bilirrubina de sus lugares de fijación, si
se administra antes de las 34 semanas de gestación la placenta
puede excretar la bilirrubina de forma adecuada, reduciendo los
riesgos fetales. Cuando se administra cerca del parto, el recién
nacido puede presentar ictericia y kernicterus. (9)
Trimetoprim es un inhibidor del ácido fólico que se
ha asociado con malformaciones del tubo neural por lo que se debe
tener la precaución, al utilizarlo como antibiótico,
dar suplemento de ácido fólico.
Nitrofurantoína (Categoría B)
Es efectivo para el tratamiento de infecciones urinarias, bien tolerado
en general. (17) Están descritos fenómenos adversos
importantes como hipersensibilidad pulmonar, hepatitis, neuropatía
periférica, y anemia hemolítica en pacientes con déficit
de glucosa 6 fosfato deshidrogenasa. (19) (24)
Quinolonas
(categoría C)
Dentro de este grupo tenemos los de más tiempo de utilización
como el ácido nalidíxico que ha demostrado ser mutagénico,
puede provocar artropatías en animales inmaduros e hipertensión
endocraneana en neonatos. (19)
Dentro
de las de última generación, su uso se ha cuestionado
por la existencia de comunicaciones que establecen que la ciprofloxacina
y norfloxacina tienen una elevada afinidad por el hueso y el cartílago,
con la potencialidad de causar artralgias en los niños expuestos.
(9) (17)
ANTIRRETROVIRALES
EN LA EMBARAZADA
La incidencia de VIH en el sexo femenino es creciente; la proporción
de nuevos diagnósticos de SIDA en mujeres ha aumentado en
forma sostenida, triplicándose en el decenio comprendido
entre 1985 y 1995 en EEUU, con respecto a años anteriores.
(26) La alta prevalencia de infección por VIH en mujeres
en edad fértil ha estimulado el interés por conocer
la evolución de la enfermedad durante la gestación,
así como los factores que influyen en la transmisión
perinatal y la efectividad de las terapias antirretrovirales para
disminuir la transmisibilidad.
Sí
no se administran antirretrovirales durante el embarazo, 15 a 20
% de los niños expuestos a la infección materna por
VIH serán infectados con dicho virus. (26) La transmisión
materno fetal depende de múltiples factores como la carga
viral (27); las cifras de linfocitos CD4 de la gestante; el estadio
de la enfermedad; la duración de la rotura de membranas;
la modalidad de parto (vaginal o cesárea); el tratamiento
antirretroviral. (27) (28) (29) (30)
En
1994 el estudio ACTG 076, multicéntrico, con asignación
al azar, en que las testigos recibieron placebos, demostró
una reducción sustancial en la transmisión perinatal
del VIH-1 cuando se administró zidovudina a embarazadas infectadas.
La transmisión vertical fue de un 8.3% en el grupo de embarazas
tratadas con zidovudina contra un 25.5% en el grupo tratado con
placebo. Esto significa una reducción de un 67.5% del riesgo
de transmisión materno fetal de VIH-1 en mujeres tratadas
con zidovudina. (30)
Las
mujeres embarazadas deben ser tratadas con antirretrovirales con
el objetivo de reducir la carga viral al mínimos nivel posible,
independientemente de la carga viral y el conteo inicial de CD4.
(31) (32)
Durante
el primer trimestre la seguridad de los agentes antirretrovirales
a sido cuestionada dado que este es el período de organogénesis,
se recomienda retrasar el inicio del tratamiento o suspenderlo cuando
la mujer lo venía recibiendo. Esta decisión debe ser
tomada en conjunto con la madre dado que se desconocen los posibles
efectos teratogénicos de las drogas y que de suspender el
tratamiento puede aumentar la carga viral materna, con riesgo de
incrementar la transmisión vertical. (33)
Las
drogas pueden ser mal toleradas sobre todo en el primer trimestre;
el tratamiento puede suspenderse transitoriamente durante el período
de peor tolerancia y debe considerarse un régimen alternativo
de eficacia demostrada. Ver cuadro 1.
Todas
las embarazadas VIH positivo deben recibir terapia antirretroviral
con zidovudina; aquellas que tengan una carga viral que supere las
1000 copias/ml deberán agregar otro fármaco de acuerdo
a las pautas generales de tratamiento. (31) (33)
EMBARAZADA
CON TUBERCULOSIS
Algunos autores preconizan usar isoniazida, rifampicina y etambutol
(21). Esto es debido a cierta controversia en el uso de pirazinamida.
Otros plantean un tratamiento idéntico al de la mujer no
gestante (isoniazida, rifampicina y pirazinamida) basados en experiencias
sin efectos adversos con esta droga. Si no se usara la pirazinamida
el tratamiento debería extenderese a nueve meses. (34)
Se debe ser cuidadoso con el uso de isoniazida ya que se ha descrito
una mayor incidencia de hepatitis tóxica por dicho fármaco
en embarazadas y sobre todo en el periódo puerperal. (34)
Otro efecto adverso que se puede verificar con la isoniazida es
la neuropatía periférica. Se administrará piridoxina
50 mg/día para prevenir neurotoxicidad no sólo en
la madre sino también en el feto. (34)
No se usa estreptomicina por el riesgo de sordera, lesión
vestibular y malformaciones de las orejas. (19)(22) (23)

Cuadro
1. Antirretrovirales y embarazo.
Embarazada
con ectoparásitos: sarna y piojos
Escabiosis: el lindano absorbido por la piel tiene toxicidad potencial
del SNC del feto por lo que está contraindicado.
Permetrinas:
son probablemente inocuas, se absorben poco y tienen un índice
de curación del 90% de la sarna típica en una sola
aplicación; aunque el fabricante lo contraindica.
Piretrinas:
probablemente inocuas.
El azufre al
5-6% precipitado en vaselina aplicado cada noche por 3 noches es
el tratamiento más antiguo y seguro pero el más engorroso.
(35)
EMBARAZADA
CON ALERGIA
La clorfeniramina (Categoría B) es el antihistamínico
de elección en las mujeres embarazadas. En caso de que el
cuadro no se pueda manejar con dicha medicación o tenga una
intolerancia al fármaco se pasa a antihistamínicos
de segunda generación como loratadina (Categoría B).
Se cuenta con estudios en animales donde no muestran efectos adversos
pero en humanos los datos son mínimos. De todos modos se
prefiere diferir su uso hasta después del primer trimestre
de ser posible. (36)
Con
respecto a la terfenadina (Categoría C) algunos datos son
tranquilizadores en seres humanos pero en animales han demostrado
efectos adversos.
La seudoefedrina
se ha utilizado como descongestivo oral; sin embargo en estudios
controlados, durante el primer trimestre se ha asociado con un mayor
riesgo de gastrosquisis infantil. (36) Este fármaco debería
ser evitado durante el embarazo, sobre todo en el primer trimestre.
En los síntomas
crónicos el uso de cromoglicato de sodio (Categoría
B) o la beclometasona por vía intranasal serían seguros.
(36)
EMBARAZADA
TRATADA CON ANTICOAGULANTES
Son muchas las enfermedades médicas que se ponen en evidencia
con el embarazo, conocidas o no por la paciente previamente, que
requieren la utilización de anticoagulantes durante una parte
o todo el embarazo y durante un tiempo menor del puerperio.
La
elección de los mismos nos enfrenta al hecho que los anticoagulantes
cumarínicos cruzan la placenta. El síndrome warfarínico
fetal puede aparecer hasta en un 25% de los fetos expuestos a la
warfarina durante el primer trimestre; las anomalías incluyen
hipoplasia nasal, moteado óseo visible en la radiografía,
atrofia óptica bilateral y distintos grados de retraso mental.
(9)(37)
La exposición durante el segundo o el tercer trimestre se
ha relacionado con atrofia óptica, cataratas, retraso mental,
microcefalia y microftalmia. También pueden existir hemorragias
maternas y fetales. (9)(37)
La
heparina es una molécula grande y fuertemente cargada con
pequeño acceso transplacentario y es el anticoagulante de
elección en el embarazo. Trabajos como el de Nageotte y col.
describen un pronóstico fetal adverso del 13%, pero debemos
considerar que la indicación de anticoagulantes se realiza
siempre frente a enfermedades que de no realizarse la anticoagulación
el riesgo tanto de complicaciones maternas como de óbito
fetal sería mucho mas alto. (38)
Se
debe considerar que su uso prolongado por mas de 6 meses puede producir
osteoporosis o trombocitopenia materna. (9) Por lo que se recomienda
el uso de Vitamina D y suplementos de calcio. (39)
Las heparinas de bajo peso molecular se vienen utilizando desde
hace un período de tiempo suficiente que nos permite indicarlas
con cierta tranquilidad. No atraviesan la placenta y como efectos
adversos tienen la trombocitopenia, elevación de aminotransferasas
hepáticas y necrosis cutánea. Si bien se ha descrito
osteoporosis similar a la presentada por pacientes tratadas con
heparina, el grupo tratado con heparina de bajo peso tuvo una tasa
menor de fracturas óseas (según el trabajo de Monreal
y col.). (39) (40)
El uso de warfarina
durante la lactancia es seguro. La American Academy of Pediatrics
no encontró ningún efecto sobre el tiempo de sangría
del lactante. (37)(39)
EMBARAZADA
TRATADA CON CORTICOIDES
Al igual que sucedía con los anticoagulantes, la coexistencia
de enfermedades médicas con el embarazo obliga al tratamiento
en diferentes situaciones con estos fármacos. Por ejemplo
la prednisona, que no atraviesa fácilmente la barrera placentaria,
es segura para usar durante el embarazo, incluso en altas dosis.
No obstante estudios en animales han sugerido que puede haber una
mayor incidencia de paladar hendido, envejecimiento placentario
prematuro y retardo del crecimiento severo en fetos expuestos a
los corticoides. Las pacientes con enfermedades activas que requieran
este tratamiento deben recibirlo durante el resto del embarazo y
hasta dos meses posparto, porque el puerperio es una época
extremadamente estresante para la madre y el estrés puede
exacerbar la enfermedad de fondo.
Con
respecto a la lactancia la cantidad de prednisona secretada en la
leche materna es tan pequeña que se alienta el amamantamiento.
Además como los corticoides pueden administrarse en una dosis
única y son eliminados de la circulación en las 8
horas siguientes, si la madre planifica la toma inmediatamente luego
de una mamada y el niño requiere mamadas cada 4 horas, estaría
expuesto sólo a una mamada, que puede sustituirse por leche
reservada previamente. (41)
EMBARAZADA EPILÉPTICA
Se han comunicado malformaciones en hijos de madres epilépticas
en tratamiento con anticonvulsivantes durante el embarazo con una
frecuencia en aumento. Estas incluyen: paladar hendido, anomalías
cardíacas, craneofaciales o viscerales, hipoplasia ungueal
o digital y retraso mental. (9)(42) Por ser antifólicos estos
fármacos se asocian con mayor incidencia de defectos del
tubo neural. (43)
En
estas mujeres, los factores de riesgo teratogénico incluyen
tanto el uso de altas dosis diarias de antiepilépticos y
el uso combinado de más de tres fármacos, como la
frecuencia y severidad de las crisis convulsivas. (9)(42) No está
claro incluso cuales de estos factores pesan más. Así
por ejemplo las mujeres embarazadas tratadas con fenobarbital por
otras causas distintas de la epilepsia no presentaron aumento de
la tasa de malformaciones. (44)
La
asociación anteriormente aceptada de la difenilhidantoína
(DFH) con el Síndrome Hidantoínico Fetal (anomalías
craneofaciales, retraso del crecimiento, retardo mental y defectos
en los miembros) se ha discutido porque los estudios demuestran
la existencia de defectos similares en hijos de madres epilépticas
no tratadas. El riesgo de efectos indeseables es mayor en el feto
de madre no tratada. (6)
Sin
embargo muchos especialistas están de acuerdo en que hay
una evidencia de riesgo de presentación del síndrome
cuando se administra difenilhidantoína en fase precoz del
embarazo. (9) En la medida que se sea cuidadoso en el control de
la dosificación y se administren suplementos de folato es
probable que la existencia de malformaciones sea menor.
El
fenobarbital y la carbamazepina también han mostrado teratogenicidad,
produciendo patrones dismórficos de anomalías menores
similares a las asociadas con la difenilhidantoína. Durante
el primer día de vida, los recién nacidos expuestos
intraútero a difenilhidantoína, fenobarbital o carbamazepina
presentan mayor riesgo de presentar hemorragias debidas a déficit
de vitamina K inducidos por estos fármacos. Esto se puede
prevenir administrando a la madre vitamina K v/o diariamente durante
un mes antes del parto o una dosis de vitamina K i/m al niño
en el momento del nacimiento. (9)
Teniendo
en cuenta todas estas consideraciones y debido a las complicaciones
que pueden aparecer secundariamente a las convulsiones frecuentes
durante el embarazo se deben tratar con DFH, carbamazepina o fenobarbital
a las dosis efectivas más bajas y con control clínico
estrecho y monitorización de los niveles séricos de
anticonvulsivantes. (9)(43)
Durante la lactancia
la cantidad de antiepilépticos eliminada en la leche materna
es tan escasa que no hay contraindicaciones para su uso.
NARCÓTICOS
Y ANTISICÓTICOS
Embarazada tratada con narcóticos
Los hijos de madres en tratamiento con narcóticos pueden
desarrollar adicción y presentar síntomas de deprivación
a los 6 a 8 días del nacimiento. (9)
Las fenotiazinas
se han utilizado durante el embarazo como antieméticos y
como fármacos sicoactivos, atraviesan la placenta con facilidad
y globalmente, pueden suponer un riesgo insignificante para el feto.
(9)
El diazepam
es el ansiolítico más frecuentemente utilizado. Cuando
se administra poco antes del final del
embarazo, se han comunicado casos de depresión, irritabilidad,
temblor e hiperreflexia en el recién nacido. (9)
Utilizado
previo al parto se asocia con el Floppy Syndrome (niño flácido,
con hipotonía, somnolencia, y dificultad para mamar. (6).
Las dosis elevadas de diazepam i/v administradas a la madre antes
del parto producen hipotonía, hipotermia, baja puntuación
en el test de Apgar, alteración de la respuesta metabólica
al estrés por frío y depresión del SNC en el
recién nacido. (9)
Tampoco
sería conveniente su uso en la lactancia ya que el neonato
puede tener dificultades para metabolizarlo por inmadurez hepática
con lo que se acumularía. La mayor permeabilidad de la barrera
hematoencefálica del neonato aumentaría su efecto
sedante y depresor. (15)
Antidepresivos:
se estima que un 8 a 20% de las mujeres sufren depresión,
más de la mitad de las embarazadas puede padecerla. Algunos
de los fármacos mas utilizados son los inhibidores de la
recaptación de serotonina. Se estudiaron pacientes tratadas
con esta medicación y se comparó con grupo testigo
que recibía dicha medicación, no hubieron diferencias
en peso del producto, edad gestacional, abortos, malformaciones.
Su uso no incrementa el riesgo de teratogenia. Sin embargo se debe
ser cauto con esta medicación que sí podría
provocar aumento de la tasa de prematurez y mala adaptación
neonatal. (45)
EMBARAZADA
ASMÁTICA
Entre el 1 al 4% de las embarazadas padecen de asma bronquial. El
tratamiento insuficiente, principalmente por temores infundados
a los medicamentos es el principal problema de la atención
de la enfermedad durante el embarazo. El tratamiento en líneas
generales no difiere del de la paciente no embarazada, teniendo
una mayor indicación la medicación por vía
inhalatoria que la sistémica, pero que se debe ajustar en
cada caso en particular.
HORMONAS
SEXUALES
Los andrógenos y los progestágenos sintéticos
administrados durante las 12 primeras semanas del embarazo pueden
producir masculinización de los genitales externos en fetos
del sexo femenino. (9)
Raramente pero
puede aparecer un adenocarcinoma de células claras de la
vagina en mujeres adolescentes cuyas madres usaron dietilestilbestrol
(DES) un estrógeno sintético no esteroideo durante
la gestación y en varones expuestos se han observado estenosis
del meato uretral e hipospadias. (9)
VACUNAS
Las vacunas de virus vivos deben evitarse en las mujeres que están
o sospechan que están embarazadas. La vacuna contra la rubéola
puede producir una infección placentaria y fetal. Las vacunas
contra el cólera, hepatitis A y B, sarampión, parotiditis,
gripe, poliomielitis, rabia, tétanos y difteria, varicela
y fiebre amarilla pueden administrarse durante la gestación
si existe un riesgo importante de infección. (9)
Vacuna contra
la gripe y neumococo se pueden usar durante el embarazo pero responden
menos por la alteración de la respuesta inmune que se puede
apreciar en el embarazo.
COMPLEMENTOS
NUTRICIONALES
Hierro: si bien muchos como el Institute of Medicine de EUA recomiendan
en aporte de hierro en forma sistemática, aún no es
claro cual es el beneficio real. En general los complementos que
se indican tienen una cantidad excesiva pues con una absorción
de 6 mg diarios es suficiente y esto se logra con 30 mg/día
es decir con 150 mg de sulfato ferroso, 90 mg de fumarato ferroso
o 250 mg de gluconato ferroso.
Vitamina
A
Los complejos vitamínicos prenatales (5.000 UI/día)
no se han asociado con teratogenia, pero el riesgo puede aumentar
con dosis > 10.000 UI/día. (9)
EMBARAZADA
CON PATOLOGÍA CARDIOVASCULAR
La cardiopatía en el embarazo aunque de baja incidencia,
0.4 a 2%, constituye un problema grave, dado que corresponde a la
primera causa de morbimortalidad materna de causa no obstétrica.
(46)
Durante
la gestación se producen condiciones hemodinámicas
diferentes determinadas por un aumento del volumen plasmático
y un descenso de las resistencias periféricas. Cuando esto
ocurre se ponen en juego mecanismos de adaptación cardiovascular
que muchas veces resultan insuficientes en un corazón con
una cardiopatía previa con consecuencias tanto sobre la madre
como el feto.
Entre
las cardiopatías adquiridas se consideran asociadas a mortalidad
extremadamente alta la estenosis aórtica descompensada (17%),
las valvulopatías en clase funcional III-IV o en fibrilación
auricular (5%), la miocardiopatía periparto (15-60%) y el
infarto agudo de miocardio (37%). En cuanto a las cardiopatías
congénitas asociadas a riesgo mas elevado, se incluyen la
hipertensión pulmonar y el sindrome de Eisenmenger (25-53%),
la coartación de aorta (9%) y el sindrome de Marfan (50%).
Las pacientes portadoras de bioprótesis valvulares presentan
cifras de mortalidad de 1% y en caso de prótesis mecánicas
2 a 4 %. (46)
Se
considera que la mortalidad de las cardiopatías durante la
gestación se relaciona con el grado de clasificación
funcional de la New Heart Association, oscilando entre un 0.1% en
las pacientes asintomáticas hasta el 6% en las pacientes
en clase funcional IV. (46)
Por otro lado
la hipertensión arterial es la más común de
las complicaciones médicas en el embarazo y es una importante
causa de morbimortalidad materna y perinatal. Se observa la aparición
de alguna forma de hipertensión arterial en aproximadamente
un 15 a 20% de las embarazadas. (47)
La presencia
de cardiopatía en la gestante influye también sobre
el feto asociándose a mayor incidencia de parto prematuro,
retardo del crecimiento intrauterino, sufrimiento fetal y una mortalidad
perinatal cercana al 18%, 10 veces superior a la general. (46)
Digoxina
Esta droga atraviesa la barrera placentaria y los niveles en la
leche son similares a los séricos, sin embargo es una droga
segura cuando está indicada. No produce teratogénesis
ni muerte fetal, se la considera dentro de la categoría C
de la FDA. (48) El Committee on Drugs de la American Academy of
Pediatrics considera que la administración terapéutica
de la digoxina es compatible con la lactancia. (49)
La función
renal es el factor determinante más importante de la dosis
diaria del fármaco. Al igual que en la no embarazada, la
presencia de una disfunción renal o la administración
simultánea de otros fármacos, como la quinidina, requiere
una disminución de la dosis de digoxina para evitar manifestaciones
tóxicas. El clereance renal está incrementado así
como su volumen de distribución durante el embarazo por lo
que las dosis deben ser ajustadas para alcanzar dosis terapéuticas.
A dosis tóxica puede producir muerte fetal. En caso de uso
crónico se ha reportado niños con bajo peso al nacer.
(46)
Alfametildopa
Es una droga ampliamente probada y es el fármaco de elección
en la hipertensión arterial en la gestante. (46) Es la droga
mas usada sola o asociada a otros antihipertensivos, en estudios
randomizados. Se ha concluido que usada por cortos períodos
durante el tercer trimestre del embarazo no afecta la hemodinamia
útero-placentaria o fetal. (50)
Hidralazina
Ha sido ampliamente utilizada durante la gestación sin efectos
adversos sobre el feto; es compatible con la lactancia. Se utiliza
en forma segura en la hipertensión arterial cuando esta no
responde a a-metildopa o por vía intravenosa en las crisis
hipertensivas; puede tener un efecto hipotensor severo en esta última
indicación, con la consecuente reducción del flujo
sanguíneo útero-placentario y sufrimiento fetal agudo
secundario. (51) Por su efecto vasodilatador es el fármaco
de elección en la reducción de la poscarga en la insuficiencia
cardíaca. (46)
Nitratos
Ha sido utilizados ampliamente en la gestación tanto por
vía oral como intravenosa, en la hipertensión, cardiopatía
Isquémica, e insuficiencia cardíaca. Es aconsejable
una vigilancia estricta de la presión arterial por su intenso
efecto hipotensor. (46) Se ha informado algunos casos de teratogenia
por lo que su prescripción durante el primer trimestre debe
evitarse. (47) Los nitratos han sido clasificados dentro de la categoría
C de la FDA, no hay datos sobre los posibles efectos sobre el niño
durante la lactancia.
Nitroprusiato
de sodio
Debe evitarse su uso dado que se ha comunicado acumulación
de tiocianatos y cianuro en sangre materna y fetal. (46) (51)
Inhibidores
de la enzima conversora y antagonistas de los receptores de la angiotensina
II
Están proscriptos durante el embarazo por sus efectos nocivos
sobre el control de la presión arterial y la función
renal en el feto. Se ha asociado con retardo del crecimiento intrauterino,
oligohidramnios, malformaciones congénitas, insuficiencia
renal y muerte neonatal. Aunque la concentración de captopril
en leche materna se ha comunicado como baja, en vista de los efectos
adversos de los inhibidores de la ACE en la función renal
neonatal, algunos autores no lo recomiendan a mujeres que amamantan.
(52)
ß Bloqueantes
Existen informes que indican que provocan retardo del crecimiento
intrauterino, bradicardia e hipoglicemia fetal, así como
depresión respiratoria neonatal; pero su amplio uso ha demostrado
que carecen de efectos teratogénicos. (46)
El propanolol
es un ß Bloqueante no cardioselectivo y es con el que se cuenta
con mayor experiencia durante el embarazo. Se ha comunicado casos
de bradicardia neonatal, ausencia de aceleración del corazón
fetal como respuesta a un estímulo, apnea al nacer, hipoglicemia,
policitemia, hiperbilirrubinemia, retardo del crecimiento intrauterino,
prolongación del trabajo de parto y muerte fetal. Si bien
no se ha demostrado su teratogenicidad, se ha asociado a estenosis
pilórica, crepitación de la cadera y fístula
traqueo-esofágica. Se excreta en leche materna pero en cantidades
insignificantes. Se ha indicado en el tratamiento de hipertensión,
hipertiroidismo, miocardiopatía hipertrófica, arritmias
maternas y fetales y feocromocitoma. A pesar de la amplia experiencia,
por las razones expuestas, su uso debe ser cauteloso y teniendo
presente los efectos colaterales potenciales. (48) Se clasifica
en la categoría C de la FDA y se considera compatible con
la lactancia. (49)
El metoprolol
y atenolol son ß bloqueantes cardioselectivos. Si bien la
experiencia con el primero es limitada no se ha observado efectos
teratogénicos ni efectos colaterales sobre el feto o el neonato.
(48) Se ha propuesto como terapéutica de primera línea
en la hipertensión y la FDA lo clasifica en la categoría
C. Se excreta en la leche materna, pero los niveles que llegan al
niño son insignificantes y exento de efectos colaterales.
Se lo considera compatible con la lactancia. (49) Con respecto al
atenolol algunos informan su relación con bajo peso al nacer,
depresión respiratoria y descenso de la frecuencia cardíaca
fetal; no se ha observado efectos teratogénicos. La FDA lo
clasifica en la categoría D. (48) Se excreta en la leche
materna pero aparentemente llegarían al neonato cantidades
insignificantes por lo que es compatible con la lactancia. (49)
El labetalol
es un bloqueante combinado alfa y beta adrenérgico; por su
acción bloqueante alfa tendría una ventaja teórica
para el tratamiento de la hipertensión pre-eclámptica,
la cual constituye una enfermedad predominantemente vasoespástica.
Se llegó a la conclusión que es tan seguro como la
metildopa para el tratamiento en el corto plazo de la hipertensión
arterial durante el tercer trimestre del embarazo. (53) (54) Se
clasifica en la categoría C de la FDA y se considera adecuado
en la lactancia. (48) (49)
Calcioantagonistas
Es limitada la información que se dispone tanto en su uso
en la gestante como su seguridad durante la lactancia.
Verapamil.
Ha sido empleado en arritmias supraventriculares. No se han comunicado
efectos teratogénicos, pero sí bradicardia, bloqueos
cardíacos, disminución de la contractilidad cardíaca
e hipotensión, tanto materna como fetal. Asociado a la digoxina
disminuye su depuración lo que potencia sus efectos colaterales
y puede provocar toxicidad. Su uso intravenoso puede provocar hipotensión
marcada en la gestante con la consiguiente caída del flujo
útero-placentario e hipoperfusión fetal. Debe administrarse
con prudencia sobre todo sí se asocia a otro antiarrítmico.
La FDA lo clasifica en la categoría C; es compatible con
la lactancia. (48) (49)
Diltiazem.
No se disponen de estudios adecuados en humanos pero se han observado
efectos tóxicos sobre el embrión y el feto en estudios
de experimentación animal. Por lo tanto se debe optar por
verapamil cuando está indicado un calcioantagonista como
antiarrítmico. La FDA lo clasifica en la categoría
C; se considera compatible con la lactancia. (48) (49)
Nifedipina.
Se han reportado casos de hipotensión y bradicardia fetal,
aunque no existen efectos teratogénicos descritos. Usado
como antihipertensivo es aceptable dado que no reduce la perfusión
útero-placentaria y puede considerarse como una elección
de segunda línea. Debe suspenderse ante aumentos bruscos
de presión arterial e inminencia de eclampsia, por la probabilidad
de requerir el uso de sulfato de magnesio, asociación que
está contraindicada (se producen descensos bruscos y pronunciados
de la presión arterial con el consiguiente compromiso del
flujo útero-placentario). (55) Se excreta en leche materna
y se recomienda el amamantamiento 3 a 4 horas después de
la última dosis ingerida. La FDA lo clasifica en la categoría
C; se considera compatible con la lactancia. (48) (49)
Diuréticos.
Deben usarse exclusivamente para mejorar los síntomas de
congestión pulmonar y venosa, evitando la depleción
excesiva de volumen que puede provocar hipoperfusión útero-placentaria.
El furosemide atraviesa la barrera placentaria incrementando la
producción de orina fetal, puede utilizarse sin riesgos pasado
el primer trimestre y durante la lactancia. Se han descrito trombocitopenia,
ictericia, bradicardia e hiponatremia fetal en relación al
uso de tiazidas, por lo que no se recomienda su empleo. (46)
Quinidina.
A dosis terapéuticas es bien tolerada aunque presenta discreta
actividad oxitócica. Atraviesa la barrera placentaria y su
concentración en la leche materna suele ser menor que la
sérica por lo que no interfiere con la lactancia. A dosis
tóxicas puede desencadenar aborto, trabajo de parto prematuro
y daño del VIII par craneal del feto. Tiene interacciones
medicamentosas con la warfarina, potenciándola, y con la
digoxina aumentando sus niveles séricos. Existe amplia experiencia
en su uso en el embarazo con baja incidencia de efectos colaterales.
La FDA la incluye en la categoría C; se considera compatible
con la lactancia. (48) (49)
Procainamida.
Su uso no se ha asociado a ningún efecto fetal adverso. Sin
embargo su uso crónico puede desencadenar efectos maternos
adversos (alucinaciones, psicosis, agranulocitosis, arritmias, bloqueos
cardíacos, lupus medicamentoso) por lo que debe limitarse.
Pertenece al grupo C de la FDA; es compatible con la lactancia.
(48) (49)
Lidocaína.
A las dosis adecuadas es el fármaco de elección en
las arritmias ventriculares. A dosis altas puede ocasionar una depresión
transitoria del sistema nervioso central del recién nacido.
Se clasifica en la categoría B de la FDA; es compatible con
la lactancia. (48) (49)
Amiodarona.
Aunque atraviesa la barrera placentaria con dificultad se ha descrito
su asociación con hipotiroidismo fetal (9%), bocio fetal,
parto prematuro, hipotonía, bradicardia, prolongación
del intervalo Q-T, aborto espontáneo y posible muerte fetal.
Sólo debe usarse en casos de absoluta necesidad. (46) Se
clasifica en la categoría D de la FDA. (48) Alcanza altas
concentraciones en la leche materna, por lo que se recomienda evitar
la lactancia en las pacientes bajo tratamiento e incluso en aquellas
que estuvieron recibiendo tratamiento en los meses previos aunque
haya sido suprimido. (46)
Adenosina.
Es una droga útil en el diagnóstico y manejo terapéutico
de las arritmias supraventriculares. Su vida media corta la hace
teóricamente adecuada para su uso en el embarazo. Sin embargo
dado que se cuenta con poca experiencia la FDA la sigue clasificando
en la categoría C. (48) No se cuenta con información
del uso de adenosina durante la lactancia.
EMBARAZADA
CON PATOLOGÍA ENDOCRINOLÓGICA
Diabetes mellitus
Se estima que la diabetes complica aproximadamente al 3% del total
de embarazos. (56) Los avances en el manejo terapéutico de
la diabetes han cambiado sustancialmente el pronóstico materno
y perinatal.
La diabetes
mellitus es una enfermedad que puede estar presente previo al embarazo
o presentarse durante el mismo, entidad que se conoce como diabetes
gestacional.
La
presencia de diabetes durante el embarazo conlleva un riesgo aumentado
de complicaciones maternas y fetales. La incidencia de muerte fetal,
sobre todo luego de las 36 semanas de gestación, en embarazadas
diabéticas es aproximadamente el doble con respecto a las
no diabéticas. La incidencia de malformaciones congénitas
es mayor en mujeres con diabetes pregestacional y está en
relación con el mal control de la glicemia antes y durante
el embarazo. Se reconoce a la macrosomía fetal como una complicación
frecuente de los embarazos en mujeres diabéticas (40% en
insulino requirientes; 20-30% en diabetes gestacional). Se asocia
con mayor riesgo de complicaciones neonatales como hipoglicemia,
hiperbilirrubinemia, acidosis, así como traumatismos de parto
y asfixia. (56) (57) (58)
El principal
objetivo terapéutico de la diabetes es mantener la normoglicemia;
recomendándose una glicemia preprandial menor o igual a 95mg/dl
y la glicemia de una hora y dos horas postprandial entre 140 y 120mg/dl
respectivamente. (59)
Cuando
no se cumplen estos objetivos terapéuticos con dieta, se
indica la terapia con insulina, usando regímenes que pueden
incluir combinaciones de insulina de acción prolongada, intermedia
y breve. (56) (60) La terapia insulínica desciende la incidencia
de macrosomía fetal y la morbilidad perinatal. (61)
El uso de hipoglucemiantes
orales durante el embarazo ha sido proscripto por el riesgo de teratogenicidad
e hipoglicemia neonatal. (60) (62)
Patología
tiroidea
La enfermedad tiroidea ocurre más frecuentemente en mujeres
que en hombres; esta diferencia parece corresponder a la naturaleza
autoinmune de la mayoría de los desórdenes tiroideos.
(63)
Hipotiroidismo.
Cuando las mujeres con hipotiroidismo quedan embarazadas tienen
un mayor riesgo de complicaciones: hipertensión arterial,
preeclampsia, abruptio placentae, anemia, hemorragia postparto debida
a atonía uterina y neonatos con bajo peso al nacer. (63)
(64)
La
levotiroxina (T4) oral es el tratamiento óptimo del hipotiroidismo.
Se recomienda comenzar con una dosis plena de tratamiento. Se monitorea
con TSH cada 4 a 5 semanas, ajustando la dosis hasta lograr concentración
de TSH normal. En pacientes que venían recibiendo T4 antes
del embarazo requieren de un aumento de la dosis entre un 25 y 50%
durante la gestación para mantener niveles normales de TSH.
Después del parto la dosis puede ser descendida a la dosis
que venía recibiendo previo al embarazo. (63) (65)
La lactancia es recomendada dado que la concentración de
T4 en leche materna es muy baja, no afectando al neonato.
Hipertiroidismo.
Las complicaciones descritas del hipertiroidismo materno durante
el embarazo son: preeclampsia, insuficiencia cardíaca, infecciones,
anemia, tormenta tiroidea, abortos espontáneos, trabajo de
parto y parto prematuros, bajo peso al nacer, tirotoxicosis fetal
o neonatal. (63) (66)
El objetivo
del tratamiento con drogas antitiroideas es mantener un nivel de
T4 libre en el rango normal alto. Debe iniciarse precozmente dado
que el retraso en el inicio del tratamiento se ha asociado con mayor
morbilidad materna y fetal. (63)
Tanto el propiltiouracilo
(PTU) como el metimazol pueden utilizarse durante el embarazo, recomendándose
la menor dosis posible para evitar los efectos adversos sobre el
feto. Hasta en un 30% de las pacientes el tratamiento puede ser
suspendido en el segundo o tercer trimestre debido a la menor actividad
de la enfermedad en esta etapa. (67)
Las reacciones
adversas del PTU y metimazol son similares en tipo y frecuencia.
Las más graves pero poco frecuentes son la agranulocitosis
y hepatitis fulminante. La agranulocitosis es una reacción
idiosincrásica independiente de la dosis, que se ve en 1
de cada 200 pacientes, y es reversible con la suspensión
del fármaco.
Se recomienda
la realización de hemograma y pruebas de función hepática
antes del inicio del tratamiento y luego mensualmente, aunque no
siempre estas pruebas permiten predecir la ocurrencia de reacciones
idiosincrásicas por la brusquedad con que éstas aparecen.
(63) (67)
Tanto el PTU
como el metimazol atraviesan la placenta, son captados por la glándula
tiroides fetal y pueden inhibir su función. El bocio neonatal
con o sin hipotiroidismo ha sido reportado que ocurre en aproximadamente
10% de los recién nacidos de madres que toman PTU, riesgo
que parece ser dosis dependiente. Este riesgo se disminuye significativamente
cuando las dosis diarias no exceden los 300mg de PTU ó 20
a 30mg de metimazol. (67)
Se ha descrito
una lesión cutánea congénita (aplasia cutis),
consistente en áreas pequeñas y circunscritas de piel
subdesarrollada, en niños expuestos a metimazol in útero.
(63) (67)
En una gran
serie publicada la incidencia de malformaciones congénitas
en hijos de mujeres hipertiroideas fue similar en mujeres que recibieron
tratamiento comparado con un grupo similar no tratado. (68)
La mayoría
de los autores prefieren el uso de PTU durante el embarazo. Esta
droga no sólo inhibe la síntesis de hormonas tiroideas
sino que además actúa inhibiendo la conversión
periférica de T4 a T3, lo que teóricamente representaría
una ventaja adicional, así como el hecho de su menor capacidad
de atravesar la placenta.
No deben administrarse
combinaciones de droga antitiroidea y levotiroxina dado que estos
regímenes requieren altas dosis del antitiroideo lo que implica
mayor riesgo fetal. (63) (67)
Tanto el PTU
como el metimazol se excretan en la leche; mientras que la concentración
de metimazol es igual a la observada en suero, la de PTU es aproximadamente
un sexto de la materna, por lo que el uso de este último
es compatible con la lactancia. Se recomienda mantener la dosis
mas baja posible y monitorear la función tiroidea del lactante
así como despistar la aparición de reacciones adversas.
(63) (67)
El yoduro atraviesa
la placenta con facilidad y puede inducir bocio fetal con o sin
hipotiroidismo. Por lo tanto su uso se reserva exclusivamente para
períodos cortos (10 a 14 días) en la embarazada con
tirotoxicosis grave o que va a ser sometida a tiroidectomía.
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